EL CUIDADO DE
LOS NIETOS
Actualmente muchas parejas con hijos y trabajando ambos, recurren a
los abuelos. Un gran número de abuelos de más de 65 años cuidan
habitualmente a sus nietos. Principalmente las abuelas. Los padres
prefieren dejar a su hijo con los abuelos: están más tranquilos, les
sale más barato y no hay horarios. Son la “guardería fiable”. En la
actualidad muchas madres trabajadoras inician la jornada laboral
antes de que abra el colegio o no han terminado cuando el colegio
cierra.
Los abuelos colaboran en la vida familiar de múltiples formas, pero
muy significativo es el apoyo en las tareas de educación de sus
nietos.
Se habla de los “abuelos esclavos”. En realidad se trata de la
permanente disponibilidad de los abuelos a todo lo que les propongan
sus hijos (padres) y sus nietos. En algunos casos se puede traspasar
la línea roja.
EL PAPEL DE LOS ABUELOS
Aunque el rol de los abuelos ha cambiado en su duración (se vive
más) y en sus características, fundamentalmente sigue consistiendo
en dar cariño, ternura y entrega; y en transmitir conocimientos así
como la historia familiar. Son aportaciones muy importantes y
satisfactorias para quienes las realizan. La función de los abuelos
se hace más intensa en los conflictos matrimoniales y familiares. En
estas situaciones constituyen un apoyo fundamental.
En la actualidad la familia se ha convertido en un refugio
anticrisis por los ingresos regulares de los abuelos que
proporcionan estabilidad económica a toda la familia. Son muchos los
que consideran que sin su ayuda no podría sostenerse el actual
modelo social.
Los abuelos deben saber estar en su sitio, aportando consejos sin
dar órdenes, colaborando sin sustituir y ayudando discretamente.
LA EDUCACIÓN DE LOS NIETOS
Los abuelos no son los responsables de la educación de los nietos,
aunque les transmitan valores que serán su referente en la vida.
Educar a los niños les corresponde a los padres; los abuelos
potencian esta acción. Aunque su papel es fundamental, no tiene una
responsabilidad titular, sino una co-responsabilidad de ayuda.
Los abuelos deben reforzar del modo más natural los criterios
educativos de los padres, sin establecer discrepancias. Pueden ser
co-educadores, si los padres así se lo piden. O cuando haya que
cubrir la ausencia de los mismos: serían en este caso “padres
sustitutos”.
Han de estar en la misma línea que los padres. Los niños deben
percibir coherencia en la conducta de los mayores. Los principales
conflictos entre padres e hijos por la educación de los niños
aparecen cuando los abuelos pretenden ejercer de padres.
EL AMOR DE LOS ABUELOS
El regalo más importante de los abuelos a sus nietos es el apoyo
afectivo y el amor incondicional, sin confundirlo con regalos y
caprichos. No se trata de malcriarlos o sobreprotegerlos. Ni de
comprar a cualquier precio su cariño. Los abuelos ayudan a los
nietos a sentirse amados y seguros. Su papel está asociado más con
el afecto que con la autoridad.
Entre abuelos y nietos se crea un vínculo de amor para toda la vida.
Esta relación es una experiencia muy positiva. Para los abuelos
estar con sus nietos es una forma de renovarse personalmente.
Decía Juan Pablo II que los ancianos tienen “el carisma de romper
las barreras entre las generaciones antes de que se consoliden:
¡Cuántos niños han hallado comprensión y amor en los ojos, palabras
y caricias de los ancianos! y ¡cuánta gente mayor no ha suscrito con
agrado las palabras inspiradas "la corona de los ancianos son los
hijos de sus hijos" (Prov 17, 6)!».
TRANSMISIÓN DE LA FE
En la transmisión de la fe en familia los mayores no son un problema
sino un importante apoyo. Custodios de la memoria colectiva, los
abuelos realizan una contribución educativa fundamental como cadena
de transmisión de la fe a las nuevas generaciones.
Hay que destacar el papel de los abuelos en la formación religiosa
de los nietos, especialmente en edades tempranas. En muchos casos
los abuelos intentan paliar la falta de práctica religiosa de los
padres o la indiferencia del ambiente en que crecen los nietos.
Aunque la tarea básica corresponda a los padres, es mucho lo que
pueden hacer los abuelos en la transmisión de la fe a sus nietos:
enseñándoles verdades, devociones y oraciones (rezando juntos), con
su testimonio de palabra y obra. Contándoles narraciones
evangélicas. Asistiendo junto con sus nietos a actos de culto.
Explicándoles el significado de sacramentos como el bautismo, la
primera comunión, el matrimonio.
Actualmente en una familia donde los abuelos viven la fe cristiana,
no es raro encontrarse con padres indiferentes e incluso contrarios
a todo lo religioso: no bautizan a sus hijos, no quieren que vayan a
misa o que hagan la primera comunión. En estos casos los abuelos han
de ser conscientes de que los padres son los primeros y
fundamentales responsables de la educación de sus hijos.
Pero no se puede impedir a los abuelos su derecho a manifestar la fe
ante los nietos. Aunque, por el bien de éstos, no deben hacer ni
decir nada que deteriore la imagen de los padres, con los que deben
dialogar, para que cambien su actitud. Y nunca obligarán a los
nietos a recibir un sacramento si los padres no quieren.
LOS ABUELOS Y LA CATEQUESIS FAMILIAR
Es insustituible la catequesis familiar, llevada a cabo por los
padres. También por los abuelos, especialmente en las circunstancias
actuales. Se realiza principalmente mediante el testimonio de vida
cristiana. Debe comenzar desde la más tierna edad. El niño pequeño
ha de recibir de sus padres y del ambiente familiar las primeras
enseñanzas de la catequesis: Dios, nuestro Padre del cielo, es bueno
y cuida de nosotros. También algunas breves oraciones.
La catequesis familiar debe preparar, acompañar y enriquecer la
catequesis recibida por niños y adolescentes en la parroquia o en el
centro escolar.
En esta catequesis serán de gran ayuda los elementos válidos de la
piedad popular con sus devociones sencillas. Asimismo no se puede
minimizar la importancia de la memorización de las palabras de
Jesús, de los diez mandamientos, del credo y de algunas oraciones
esenciales, siempre que se ayude a los niños a interiorizar y
profundizar estas enseñanzas.
EL TESTIMONIO DE LOS ABUELOS
Los niños aprenden por observación. Por eso, la presencia de los
abuelos en casa y el contacto frecuente con ellos se convierten en
un testimonio vivo y cercano. Los abuelos actúan como modelos de
comportamiento cristiano. “¡Qué grato es al Señor ver que la familia
cristiana es verdaderamente una “iglesia doméstica”, un lugar de
oración, de transmisión de la fe, de aprendizaje a través del
ejemplo de los mayores, de actitudes cristianas sólidas, que se
conservarán a lo largo de toda la vida como el más sagrado legado!”
(Juan Pablo II).
Los padres son los primeros e insustituibles educadores en la fe de
sus hijos. Pero hoy muchos abandonan en gran medida esta misión. O
por falta de interés o por influencia del ambiente. La tarea
educativa de los abuelos siempre es muy importante, más todavía si,
por distintas razones, no hay una presencia adecuada de los padres
junto a sus hijos cuando están creciendo. Muchos de los niños,
adolescentes y jóvenes iniciados en la fe y educados en los valores
cristianos, lo han sido gracias a sus abuelos.
Los abuelos, como grandes maestros en el arte de despertar a los
niños a la fe, hacen que Dios ocupe un lugar importante en la vida
de sus nietos, especialmente en la oración. Así evangelizan con sus
palabras y especialmente con su ejemplo y testimonio. En muchos
casos si los abuelos no ayudan a sus nietos a despertar y crecer en
la fe, nunca lo harán.
ENSEÑANZAS DE LOS PAPAS
JUAN PABLO II.- También el niño y el joven de hoy
“cree más a los testigos que a los maestros; cree más en la
experiencia que en la doctrina, en la vida y los hechos que en las
teorías”. La familia cristiana, de la que forman parte los abuelos,
es verdaderamente lugar de transmisión de la fe y de “aprendizaje, a
través del ejemplo de los mayores”. Es inmensa la capacidad de
evangelización de los abuelos por la palabra y el ejemplo. “¡En
cuantas familias los nietos reciben de los abuelos la primera
educación en la fe!”.
BENEDICTO XVI.-El amor de los abuelos hará crecer
realmente la evangelización. Los abuelos no son sólo transmisores de
información, sino que están comprometidos personalmente con la
verdad que proponen. Y la coherencia de su vida es “punto de
referencia digno de confianza”. Deben “ser espejo” de Dios, que es
amor. Ellos dan el amor y la ternura “que todo ser humano necesita
dar y recibir”. Los abuelos en la familia son depositarios y
testigos de los valores fundamentales de la vida.
Con relación a la institución familiar, los abuelos son “testigos de
unidad, de valores basados en la fidelidad a un único amor que
suscita la fe y la alegría de vivir”. Los así llamados «nuevos
modelos de familia» y el relativismo generalizado han debilitado
estos valores fundamentales del núcleo familiar. Los abuelos son
para sus familias “pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de
los nobles ideales, hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones
religiosas”. Maestros de sabiduría y valentía, transmiten a sus
nietos, “unas raíces culturales y cristianas seguras y profundas”.
LA ABUELA DEL PAPA FRANCISCO.-Durante la Vigilia de
Pentecostés de 2013, el Papa Francisco habló de su abuela Rosa
Margherita (“la que me enseñó a rezar”). Contestando a la pregunta
de una joven, dijo: “Tuve la gracia de crecer en una familia en la
que la fe se vivía de modo sencillo y concreto; pero fue sobre todo
mi abuela, la mamá de mi padre, quien marcó mi camino de fe. Era una
mujer que nos explicaba, nos hablaba de Jesús, nos enseñaba el
Catecismo. El Viernes Santo nos llevaba, por la tarde, a la
procesión de las antorchas, y al final de esta procesión llegaba el
«Cristo yacente», y la abuela nos hacía —a nosotros, niños—
arrodillarnos y nos decía: «Mirad, está muerto, pero mañana
resucita». Recibí el primer anuncio cristiano precisamente de esta
mujer, ¡de mi abuela! ¡Esto es bellísimo! El primer anuncio en casa,
¡con la familia! Y esto me hace pensar en el amor de tantas mamás y
de tantas abuelas en la transmisión de la fe”.
Durante su viaje a Brasil con ocasión de la Jornada Mundial de la
Juventud-2013, en las palabras del Ángelus del día 26 de julio, el
Papa Francisco se refirió a los abuelos: “Qué importantes son los
abuelos en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de
humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad. Y qué
importante es el encuentro y el diálogo intergeneracional, sobre
todo dentro de la familia. Esta relación, este diálogo entre las
generaciones, es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar”.
MARIANO ESTEBAN CARO